Lo típico de Santorini
- lectura de 3 minutos - 520 palabrasHoy hemos dos de las tres cosas que “hay que hacer” en Santorini: ir caminando de Thira a Oia y dar una vuelta en barco por la caldera. Falta la tercera, que haremos mañana, que es ver la puesta de sol desde Oia.
Hicimos caso de las recomendaciones y un poco antes de las ocho y media ya estábamos caminando. Hay que empezar temprano porque en la ruta hay poca sombra y en el cielo no hay ninguna nube. El calor en sí no es el problema, es el sol. Lo malo de empezar a esas horas es que las cafeterías están algunas cerradas, o los puestecillos que venden fruta. En previsión de esto, llevábamos avituallamiento: avellanas, pan tostado y bastante agua.
Es una ruta eminentemente urbana, pues toda la isla está llena de casas (hoteles) que miran hacia el oeste (hacia la caldera). Es bonita la caldera y son bonitos los pueblos encaramados en el acantilado, con un color tan blanco que hace que parezca que ha nevado. En cuanto a distancia, no es mucha, no llega a diez kilómetros. Pero es un continuo subir y bajar con muchas escaleras, por eso se tarda unas tres horas yendo tranquilamente.
Vuelta en autobús a Fira porque no había mucho sitio para vueltas en barco mañana y decidimos ir hoy; cosas de no tenerlo cogido de antemano. Mañana veremos Oia como se merece. Comida rápida en un italiano que sale en la guía (Cacio e pepe): correcto, sin más. Lo más destacable es que el camarero no hablaba griego, nos lo dijo cuando le pedimos la cuenta en griego (es de lo poco que sabemos) y no lo entendió.
La tarde en barco. Está muy bien montado todo, te vienen a recoger al hotel, te pasean, te bañas, te siguen paseando, te vuelves a bañar, cenas, te vuelves a bañar, ves la puesta de sol y te devuelven al hotel. Todos hacen más o menos lo mismo, la diferencia es la exclusividad y el tipo de barco. Nosotros fuimos en uno semi-privado para seis personas pero tuvimos la suerte de ser solo cuatro, así que fuimos muy cómodos disfrutando de un mar en el que las únicas olas son las provocadas por otros barcos. El número de baños está bien contado, yo me bañé tres veces: el agua está caliente, no se mueve y es muy salada así que flotar es especialmente fácil; no es como el Mar Muerto (que no conozco) pero para mantenerse a flote no hay que mover los pies.
Lo que se ve desde el barco mejor que desde tierra son las características geológicas de la isla. Cada erupción va dejando una capa de sedimentos que se traducen en forma de franjas. Además en diferentes sitios del volcán hay distintos metales / minerales (cobre y bauxita al menos, no sé si más) que dan diferente color a las “playas”, entrecomillado porque no son de arena como tal, son de roca. Las playas tienen por nombre el color de la roca (playa blanca, playa negra, playa roja, etc.)
Mañana Oia. Lo poco que vimos hoy nos gustó mucho.