Sorpresa en Jodhpur
- lectura de 3 minutos - 624 palabrasEl día de hoy ha acabado siendo muy interesante. Como el camino entre Udaipur y Jodhpur es largo, no pensábamos hacer gran cosa más que ir de un sitio a otro con Ghan Sian. Eso y comprobar que los cajeros indios funcionan, porque necesitábamos efectivo: funcionan.
Pero la primera parada del día, Ranakpur, fue sorprendente. En Ranakpur está el templo jainista más grande del mundo. Es de mármol blanco, simétrico y tiene muchas columnas: una preciosidad. Eso sí, la audioguía obligatoria no me dio más. La carretera para llegar a él tiene muchas curvas y es un desvío importante de la carretera principal, aproximadamente una hora de desvío. Pero merece la pena. Es muy importante en este templo llevar las rodillas tapadas; normalmente con ponerme el pañuelo alrededor es suficiente pero Ghan no me dejó, me hizo cambiarme en el coche y ponerme unos pantalones largos. ¿Será jainista él? Lo dudamos, pero sí aprecio que se respeten estas cosas.
Después, un poco antes de Jodhpur, paramos a tomar té y adorar a una moto, literalmente: templo de Om Banna. Ghan Sian paró allí, no fue algo buscado por nosotros. Está claro que si se puede considerar una moto una deidad, entonces cualquier cosas pueda serlo: normal que los hindúes tengan millones de dioses. Supongo que es por cosas como esta por lo que dicen que la India es incomprensible.
Ya en Jodhpur, en el hotel (al que llegamos en rickshaw porque en coche no se puede) nos dijeron que teníamos poco tiempo en la ciudad y que por ser diwali teníamos que ver el bazar en el propio día. Eso hicimos. Acabamos en Maharani Textiles aún no sé muy bien cómo, el caso es que allí compramos alguna cosa. En realidad sí que sabemos cómo:
Primero fuimos a ver el bazar, lleno de indios de vacaciones y un señor de Delhi nos paró. El señor de Delhi nos explicó que él estaba allí por el Diwali y nos explicó amablemente que estábamos en un bazar indio para indios, que íbamos a encontrar cosa al precio de ellos mucho más baratas que en Delhi u otros lugares. Nos recomendó ir a Maharani Textiles porque “es una tienda increíble de siete pisos con muchas cosas”. Nos despedimos y seguimos camino sin intención explícita de ir a la tienda. Entonces un cocinero del hotel nos reconoció y nos volvió a recomendar la tienda y, este sí, nos llevó a ella. En la tienda el dueño directamente nos dijo que fuéramos al primer piso y que él nos sacaba cosas, que buscando en los siete pisos nos íbamos a perder; también nos preguntó cómo habíamos dado con la tienda. Pues resulta que esta tienda es de las mejores de la India, exporta para diseñadores y marcas de moda de alta costura y allí en la tienda vende a precios indios. Todo lo que nos enseñó, incluidas sus fotos con Versace y otros, nos encantó y no pudimos resistirnos: resulta que hay un tejido mejor que el cashmir que es la lana de yak (aún así no es tan caro como la vicuña). Compramos unas mantas preciosas.
Luego, engañados, fuimos a cenar al Blue Bird. A priori nos fiamos porque nos lo recomendó el de Maharani Textiles. Llegamos en moto, recogidos por el dueño del restaurante. La comida bien pero, por culpa del Diwali, sus empleados estaban de vacaciones y el servicio fue extremadamente lento. Además, los fuegos artificiales no se veían muy bien
Menos mal que nos fuimos pronto al hotel, que tiene un tejado mucho mejor para ver los fuegos, que duran horas. Lo malo de todo esto es que los niños por la calle tiran petardos, es mejor verlos desde la tranquilidad de una zotea privada.