Daintree
- lectura de 3 minutos - 517 palabrasCambio de hotel, pero no nos fuimos muy lejos. Hoy escribo estas líneas desde el Daintree Eco Lodge tras una interesante experiencia con una araña muy grande pero no venenosa: ¡teníamos una en la habitación! Una camarera americana y yo, que ayudé un poco, la sacamos con un plumero; la fuimos dirigiendo a la salida.
Pero eso es el final.
El principio del día empezó en Palm Cove, donde nos despedimos del hotel con un baño en la piscina aprovechando hasta el último minuto. Después cogimos el coche rumbo norte, hacie Port Douglas. En Port Douglas habíamos cenado ya antes de ayer, pero era de noche y no lo vimos bien. Resulta que es un pueblo con mucha mayor entidad de la que creíamos y que, además está bastante animado. Dimos un paseo andando por el pueblo hasta llegar a la 4-mile beach, que es una playa bonita pero no más bonita que las que habíamos visto por el camino.
Lo curioso de esta playa es que uno se puede bañar en ella. Y es curioso porque, sí, hay servicio de salvamento pero también hay carteles indicando que hay medusas y que recientemente se han visto cocodrilos. Además, a diferencia de las de España, la picadura de una medusa aquí es mortal si no se trata. Tienen valor estos australianos.
Comimos también en Palm Cove e, increíblemente, íbamos con retraso. Así que nada más terminar de comer, sin pausa, fuimos a Mossman Gorge, un sitio precioso. No lo disfrutamos todo lo que se merece porque hicimos el circuito de dos kilómetros y medio, que es una pasada, en media hora cuando el tiempo recomendado es hora y media. No nos bañamos porque no teníamos tiempo, si bien había recomendación (que no prohibición) de no bañarse por las autoridades del parque. Me gusta mucho los anuncios que hacen los australianos de “nos preocupa tu seguridad pero es tu responsabilidad”, me parece muy didáctico.
El motivo de not tener tiempo es que íbamos a Daintree y queríamos hacer un crucero por el río del mismo nombre a las cuatro y media (sunset cruise con Boatman, recomendable). Lo reservamos nada más llegar al hotel, junto con la cena. Lo mejor del crucero es el guía, que es muy bueno. No nos mintió al decirnos que había marea alta y que eso hacía prácticamente imposible ver algún cocodrilo u otras cosas pero que los buscaría. Efectivamente no los vimos, pero sí vimos serpientes unos pájaros cuyo nombre no recuerdo y, sobre todo, paisaje. Fue todo muy ameno y nos contó muchas cosas interesantes sobre la flora, fauna e incluso las estrellas. Por ejemplo, hoy en el cielo se veían a simple vista Venus, Júpiter, Marte y Saturno; no sé si es habitual pero desde luego a mí me pareció especial e impresionante.
Cenamos estupendamente en el hotel, que tiene una chef de cierto renombre al menos en la zona. Se nota en los platos, todos elaborados, bien presentados y, sobre todo, sabían bien.
Mañana algo haremos por la mañana, pero después de comer saldremos hacie el aeropuerto: ¡nos vamos a Sydney!