Adelaida
- lectura de 4 minutos - 772 palabrasLlegamos ayer después de dos vuelos cómodos pero muy largos. Del aeropuerto al hotel vinimos en taxi, por recomendación de los del hotel. No fue muy caro si lo comparamos con Madrid, unos 20€ el trayecto. Llegamos tarde para lo que es aquí, pero conseguimos ir a cenar a un agradable italiano en la esquina justo antes de acostarnos.
Hoy hemos hecho tiempo por la mañana para ir a desayunar a las 7, el jet lag hace estragos, y después hemos estado viendo el centro de Adelaida. Adelaida es una ciudad agradable en la que el centro es pequeño, cuadrado, y todo él rodeado de zonas verdes. Al norte está la parte cultural con la universidad de South Australia (USA) y los museos. También al norte están el oval (un estadio) y el jardín botánico (este más bien al noreste). Y la calle comercial, Rundle Street, también está al norte. Como nuestro hotel, que está cerca de todo eso. Lo único que no está al norte es el Central Market, que es el más grande del hemisferio sur.
Con todo eso, y viendo lo temprano que era, el itinerario que hicimos no es el más corto. Pero Adelaida es pequeño, así que se puede ir y venir, todo es caminable. Aprovechamos para ir a ver el campus unieversitario, muy bonito (de él han salido tres premios Nobel) y posteriormente fuimos dando un rodeo hasta el Jardín Botánico. Aprovechamos para recorrer un tramo de una senda que acompaña el río durante 20 Km hasta el Parque Botánico, muy cuidado con unos árboles enormes de raíces impresionantes De ahí fuimos al Jardín, de visita gratuita y con visita guiada gratuita también. Hicimos el tour por nuestra cuenta porque el guiado no nos encajaba bien de hora. El jardín está muy bien, muy tranquilo, muy cuidado, albergando una representación del 80% de las plantas medicinales del mundo. Dentro del jardín tienen varias secciones y las que más nos gustaron fueron la mediterránea, con unas fuentes de aires árabes y el Bicentennial Conservatory, un edificio de cristal donde tienen una recreación de un bosque tropical.
Después del paseo decidimos ir a visitar la Ayers House. Una casa victoriana construida por Henry Ayers, primer ministro australiano en cuatro ocasiones y hombre que dio nombre a la famosa Ayers Rock. Es uno de los pocos museos de pago de la ciudad pero su visita merece la pena. La casa es de estilo victoriano, muy cuidada y renovada y la visita la hacen muy interactiva. Te dejan un baúl lleno de disfraces para que te vistas de época, hojas en el despacho para que escribas una carta a mano o telas y lápices para que hagas alguna creación para llevarte a casa o dejar en el museo (tanto para niños como para adultos). Te dejan también escribir cartas en su escritorio o tocar el piano.
Continuamos nuestro paseo por Rundle Street, la calle comercial, peatonal y de ahí al Central Market. El mercado se encuentra algo más al sur y tuvimos la mala suerte de que nos pillara la lluvia de camino. Alrededor del mercado se encuentra todo el barrio chino, lleno de restaurantes en los que los dueños no hablan ni pizca de inglés. El mercado en sí está muy cuidado, con un montón de tiendas gourmet tanto australianos como importados. A mí me llamaron la atención especialmente la cantidad de tiendas de café. Para comer, queríamos algo caliente (por la mojadura previa y porque en Adelaida hace frío, como unos 12 grados) y ligero, así que fuimos a un bar de ramen. En el bar había pocos blancos.
Con algo más de calor en el cuerpo, volvimos sobre nuestros pasos por Victoria Square hacia Rundle street, en busca de unos zapatos ya que a mi se me han desintegrado los míos y de algo de comida para llevar estos días a las excursiones. En Rundle street hay de todo, desde supermercados o franquicias hasta tiendas de lujo. Hemos aprovechado también para comprar un par de SIMs australianas y una batería para la cámara.
Por la tarde, con el frío que teníamos, nos acercamos a uno de los museos, el South Australian Museum. Muy completo, con flora y fauna locales, exposiciones de minerales y cultura aborigen. Entrada gratuita, visita guiada gratuita y bien merece la visita.
Después tuvimos un bajón importante del jetlag así que no hicimos gran cosa hasta la cena, que fuimos a Bread and Bones, un sitio de estilo industrial que sirve hamburguesas y perritos calientes. Nos sorprendió lo lleno que estaba para ser un miércoles de lluvia.
Mañana vamos a Kangaroo Island. ¡Qué emoción!