Jueves de embarazadas, lluvia y bizcocho
- lectura de 3 minutos - 544 palabrasHa amanecido con lluvias torrenciales como las de principio de esta semana. Ha sido duro salir de nuestras crisálidas a trabajar. Contra todo pronóstico, han venido un montón de pacientes (si bien es verdad que la mayoría llegaron después de que dejara de llover).
Hasta 26 embarazadas se acercaron hoy al programa de antenatal care, añadidas al grueso habitual de pacientes. Nos encontramos con muchos embarazos gemelares a término que hemos tenido que redirigir hacia otras ciudades donde pudieran atender sus partos (en Mile 91 no hay ninguna clínica capaz de asumirlos); las más cercanas están a 1:30-2:00h así que les recomendamos que se muden a esa zona cuando están cerca del parto porque en caso de no haber ido y encontrarse en una urgencia, no dispondrían del tiempo necesario para llegar al hospital.
Como mal sabor de boca hoy nos hemos encontrado con una muerte fetal de 22 semanas de un feto acráneo. Empezó Patricia explicándoselo, la posibilidad de malformación en cualquier embarazo y que esto no tenía nada que ver con posesiones del diablo, brujos o males de ojo. Una vez asumido eso se le explicó que tendríamos que inducir el parto.
Aprovechando que la cosa parecía que iba a ir para largo fuimos de nuevo al mercado, esta vez a arrasar con las lapas. Distribuimos bien el dinero y prácticamente todos los puestos con lapas se llevaron una venta así que, aunque las lapas están producidas en otros países, hemos contribuido con la economía local.
Cómo nos gusta pasear por Maburka road, con sus sabrosísimas sombras de mangos, los niños persiguiéndonos al grito de opoto, los puestos de los locales, los jardines improvisados bien cuidados de los locales.
Al volver de nuestro paseo nos encontramos a Patricia que tenía malas noticias: dado el robo del lunes había recibido órdenes de prohibir el ingreso de cualquier paciente en la clínica más allá de las 20:00h por lo que podíamos llevar a nuestra paciente a la clínica de MSF o a casa de una vecina de por aquí y reingresarla a primera hora de mañana para continuar con la inducción. La segunda opción la descartamos de entrada, especialmente teniendo en cuenta que la señora estaba prácticamente de parto. Vino Abu, nuestro conductor, a llevarnos a la clínica de MSF con la señora y su marido. La situación era un tanto surrealista y culminó con la llegada a la clínica de MSF: una construcción mucho más pequeña que nuestra clínica, sin ningún médico presente, un guarda diciéndonos que la señora tenía que irse a Maburka (que está a dos horas de Mile 91). Finalmente llegó una enfermera que acompañó a la mujer a la sala de partos, la tranquilizó y nos dijo que una matrona vendría a asistir el parto.
No acabamos de entender por qué dicen que la clínica es de Médicos Sin Fronteras si allí no hay médicos. No sabemos si la colaboración es sólo a nivel económico, de material… pero desde luego a nivel de personal no lo parece. Ahora nos explicamos cómo llegan algunos casos tratados en MSF a la clínica.
Mañana es el último día de consulta aquí. Qué rápido se ha pasado este mes y a la vez parece que fue hace una vida cuando salimos de España.