Domingo en Mile 91
- lectura de 2 minutos - 337 palabrasHoy domingo, tocaba misa. Afortunadamente no hemos tenido que madrugar porque yo tuve unas luchas nocturnas con bichos que infiltraron nuestras mosquiteras.
La misa fue la más larga de todas las que habíamos presenciado en este país. Nos sorprendió que en esta iglesia se segregaban a hombres y mujeres en bancos a ambos lados de la iglesia. Todas las mujeres llevaban pelucas, desde los 2 hasta los 60 años. Hacía mucho calor y a una mujer le dio un síncope. Rocío, Patricia y yo la acompañamos a las afueras de la iglesia donde la despelotaron de cintura para arriba (los pechos femeninos no tienen ninguna implicación sexual en este país) hasta que se recuperó. La mujer montó un show y se la llevaron al hospital entre varios.
Como nos sobraba tiempo por la mañana, ayudamos en la preparación de la comida. Alma hizo fajitas y nos dejó colaborar en la elaboración de las tortillas y la salsa de tomate. Las encargadas del tomate tuvimos que encender la lumbre (no tan fácil dada la humedad del ambiente). El resultado fue estupendo, la verdad que estaban muy buenas.
Al terminar de comer Patricia nos llevó de paseo a una villa. El camino fue precioso, en medio de los campos hasta llegar a la villa. Fue increíble, decenas de niños abalanzándose sobre nosotros, riendo, persiguiéndonos y cogiéndonos de la mano. El poblado estaba hecho en su mayoría por casas de adobe y tejados de palma, con todo el mundo fuera de sus casas. La vida en este país se hace fuera de las casas y en comunidad, son muy sociables, no sólo los niños.
Hoy nos encargamos de la cena: hemos hecho ensalada de pasta y empanadas. Tuvimos un problema con el horno, que no calentaba y las empanadas tardaron en salir. Afortunadamente un murciélago entro en el comedor y el revuelo entretuvo al personal el tiempo suficiente para que acabaran de hacerse. No es porque las hiciéramos nosotras, pero quedaron muy ricas.
Ciertamente, ha sido un día muy agradable.