Llegada a Windhoek
- lectura de 3 minutos - 559 palabrasPrimer día de viaje. Largo. Hemos tenido algún que otro contratiempo menor antes de salir(como ir a comprar por la mañana un saco de dormir para Ceci y unas gafas de sol en el aeropuerto para Claudio), pero por lo demás todo bien.
Los vuelos estaban muy estudiados y el trayecto más largo (Frankfurt - Johannesburgo) lo hicimos de noche para poder dormir durante el vuelo y no empezar ya cansados. Claudio está especialmente decepcionado con los aviones de Lufthansa. Es verdad que uno esperaría que en una compañía alemana los asientos fueran un poquito más grandes. Lo que no se les puede decir es que no sean puntuales, clavaron todos los tiempos.
En Johannesburgo la cosa ya fue distinta. Teníamos que sacar el billete a Windhoek y nos tuvieron esperando en una zona de tránsito a que volviera el tipo de Namibian Airlines. “Se ha ido, no sé cuándo va a volver…” y otras frases que te dan mucha tranquilidad. Al final no fue para tanto y hasta casi salió el avión en hora.
Hemos cambiado dinero en el aeropuerto porque a estas horas los bancos ya estarán cerrados y no teníamos mucha fe en que las casas de cambio de Independence Avenue fueran a estar abiertas. Del aeropuerto al alojamiento hemos ido en taxi, compartiendo con otro señor africano al que no le ponemos país. Nos cobraron 400N$, que al cambio son unos 28€ por un trayecto de una media hora. Probablemente nos hayan timado, pero no teníamos con qué compararlo. Desde el taxi llaman la atención los paisajes tan secos, los babuinos en los arcenes… y los arbustos por todas partes, ya vamos entendiendo qué quieren decir con lo del “bush” a todas horas.
El Tamboti Guesthouse, donde nos quedamos, es un hotelito en una colina a unos 10 minutos andando del centro de la ciudad. Según llegamos dejamos las cosas y le pedimos al dueño que nos pidiera un taxi para que nos llevara a un hipermercado para hacer la compra para los próximos días (carbón, filetes, leche… de todo un poco). El Spar es prácticamente igual en todas partes, lo único quizás que aquí la sección barbacoa (braai) tiene más potencia.
Para cenar, cogimos otro taxi para ir al Joe’s Beer House. La hora de cena es de 6 a 9, ya oscurecido. Aquí de noche hay que hacerlo todo en taxi. Según la guía (y el dueño del hotel), Windhoek es una ciudad muy segura pero no puedes salir a pasear por la noche. Ha sido todo un acierto. Escribiremos quizá más sobre el tema, pero el Joe’s Beer House es el único restaurante que el dueño del Tamboti nos recomendó y ponderó, y además sale en la Lonely Planet. Hemos comido kudu, oryx y springboard, que son diferentes animales que hay por aquí. Tanto la carne como la preparación de la carne (realmente preparada con setas, salsas, etc. y no simplemente vuelta y vuelta) espectaculares. 300 gramos de carne cada uno, ración correcta, mucho más grande de lo que la pondrían en España en un restaurante con una carne de calidad similar. Y de precio muy bien.
Después de tan suculenta cena, la comparación con la carne que hemos comprado en el supermercado probablemente sea odiosa. Pero eso lo comprobaremos mañana. Nos recogen a las 9 para entregarnos nuestro coche, ¡qué ganas!