Gunung Rinjani: subida
- lectura de 3 minutos - 450 palabrasA las 06:00 am en pie, que a las 7 salíamos hacia Sembalung, desde donde empezaba nuestra ruta. Conocimos a Josy, nuestro guía, un chico de 22 años muy majo. A las 8 llegamos a Sembalung, el conductor nos llevó al centro de visitantes para que nos inscribiéramos (como de vez en cuando se muere algún turista subiendo, nos fichan a todos a la entrada con pasaporte y guía que nos acompaña).
Nuestro equipo estaba formado por 3 porteadores y un guía. A los porteadores los ves en las paradas y adelantándote todo el rato. Son impresionantes, llevan la carga como en Ijen, sobre esos sistemas de bambú al hombro y van en chanclas o descalzos por el mismo camino que para ti son necesarios zapatos de trekking o bota de montaña.
El primer tramo de ruta se hace a través de la sabana. Es cansado porque aunque no se asciende mucho, casca bien el sol. A lo largo del camino hay una serie de paradas estipuladas en las “Position” aunque siempre puedes pedirle al guía que pare antes claro. La ruta en si es bonita, una pena que esté llena de basura por todas partes. Parece un vertedero continuo.
Para comer nos montaron un tenderete, con sillas portátiles y todo. La comida estaba buenísima por cierto y el nivel no iba a bajar en lo que restaba de viaje. El porteador que cocinaba tenía muy buena mano.
Después de comer la ruta se hizo más dura, especialmente los últimos 2.5km en los que subes 1000m. La polaca los llevó bastante mal. La mochila que llevaba pesaba demasiado y era bastante mala. Además no se enteraba de nada y todo el viaje lo que le esperaba la sorprendía, como si el briefing no existiera. Era una inconsciente de la realidad, así que no podía prepararse psicológicamente para nada.
Después del duro ascenso llegamos finalmente al campamento, donde nuestros porteadores ya nos habían montado las tiendas de campaña, la tienda-baño… Muy buenas tiendas, buenos sacos y colchonetas y almohadas, no tenemos queja con el material que aportan los de John’s Adventures. Todo muy necesario porque por la noche refresca.
La puesta de sol desde el campamento tampoco está nada mal.