Casablanca, El-Jadida, Oualidia
- lectura de 3 minutos - 466 palabrasDía de muchas actividades hoy. Madrugón para ir a ver la necrópolis de los Chellah. Como el GPS funciona bastante mal nos perdimos por el camino y nos sirvió para ver la zona de las embajadas de Rabat, la universidad, el Palacio Real… todo muy cuidado, con muy buena pinta.
Finalmente llegamos a la necrópolis. Aquello en realidad es una ciudad amurallada bastante grande. De origen romano, fue utilizada durante varios siglos después por los árabes y tiene un poco de todo: el foro, un hamman, una mezquita, una zona de alfareros romana… y unos preciosos jardines, muy bien cuidados. Llaman la atención las cigüeñas, tienen un buen asentamiento allí, allá donde mires te encuentras con unas cuantas.
De allí salimos hacia Casablanca, se va por autopista y se tarda alrededor de una hora. NO recomendamos para nada la parada. La ciudad en sí no tiene gran cosa y lo peor, el tráfico es infernal. Se tardan unos buenos 40 minutos en entrar y otros tantos en salir. Horrible. Al final tardamos tanto tiempo que limitamos nuestra experiencia a una vuelta en coche. Lo que vimos no nos gustó demasiado, si acaso destacar la mezquita Hassan II, que como todos los edificios religiosos de Marruecos, los no musulmanes no los podemos visitar:
El objetivo principal del día era El-Jadida, la antigua ciudad portuguesa de Mazagan. La ciudad tiene buena pinta de la que entras pero luego se va haciendo cada vez más cutre. Comimos en Tchiquito, un lugar en el que sólo se come pescado… con la mano. No hay cubiertos, independientemente del tamaño del pez que te vayas a comer. Para secarte te dan unos papeles (que no servilletas) así que todo bien.
La ciudad portuguesa tiene su encanto, completamente amurallada y con una bonita cisterna para recoger el agua y poder subsistir en su interior.
Finalmente hemos venido a Oualidia, donde hacemos noche en el Hotel L’Initiale. No es tan bonito ni bucólico como los demás que hemos visto en Marruecos, pero está muy bien ubicado, justo al lado de la playa. Oualidia es un pueblecito que tiene una playa abierta al Atlántico en la que uno no se puede bañar porque hay mucha corriente y luego una pequeña zona con una charquita donde se bañan los niños. La verdad que no está especialmente apetecible porque hay muchas algas pero el conjunto es muy bonito. Se parecía a la carretera por la que hemos venido, con muchas salinas, charcas y campos de cultivo.
Para cenar nos hemos quedado en el hotel, que tienen cubiertos. ¡Mañana más! Os dejamos con un “Halto policia”.