Rabat
- lectura de 3 minutos - 501 palabrasHoy amanecimos en Fez y emprendimos ruta a Rabat. El coche estaba en el sitio en el que lo habíamos dejado y como lo habíamos dejado; uno siempre tiene esa sensación de intranquilidad cuando deja el coche en la calle en un lugar que no conoce.
El viaje de Fez a Rabat es cómodo, todo por autopista (la primera que utilizamos en Marruecos) y corto, algo más de dos horas. La idea inicial era ver la medina de Salé, comer allí y luego ir a Rabat. Rabat antiguamente se llamaba Nueva Salé, y es que realmente sólo están separadas por el estuario que forma el río Bou Regreg en su desembocadura. Nos perdimos con el coche por Salé, pero no por la parte bonita y eso nos retrasó tanto que lo único que vimos fue desde el coche (nos metimos por la medina con él). Muy diferente a las medinas de Fez y Marrakech.
Abortado Salé, fuimos a Rabat al hotel y comer, para luego dar un paseo por la tarde. Rabat es una ciudad moderna y, en escala marroquí, con buena pinta. El acoso al poco turista que hay es prácticamente inexistente, y la mercancía que se vende en la medina parece de mejor calidad que lo que se ve por Fez y Marrakech (por lo menos las cazadoras de cuero). La ciudad también está mucho más limpia. En definitiva, Rabat es un sitio mucho más agradable que Fez y Marrakech; eso sí, también tiene menos historia y menos cosas que ver.
Y aunque no mucho que ver, sí que hay algo. Empezamos por la Kasbah de los Oudayas, que es una pequeña parte de la ciudad fortificada situada justo en la desembocadura del río. Allí las casas son todas blancas y azules, dándole un toque a todo muy agradable; por ejemplo:
Después salimos de la muralla por la parte de la playa para ver desde fuera el cementerio As-Shouhada, que impresiona bastante.
Visto el cementerio, dimos media vuelta y nos dirigimos a la medina, que es en tonos blancos, muy diferente de las de Fez y Marrakech. Pero no es esa la mayor diferencia con Fez y Marrakech. La mayor diferencia es la agradable ausencia de acoso por parte de los vendedores y de la gente en general. Un lugar por el que se puede ir. También la diferencia de tamaño es considerable, esta es mucho más pequeña.
Atravesada la medina, llegamos Es un lugar bonito que en cierto modo recuerda al monumento que hay en Berlín a las víctimas del holocausto, si bien aquí es un espacio abierto que no simboliza opresión alguna. Hay guardias uniformados (guardia real o algo así) vigilando el mausoleo; no se mueven, y quedan muy pintorescos en las fotos.
Hecho todo esto, volvimos al hotel dando un paseo por el agradable barrio Quartier Hassan. Mañana, que no dormiremos aquí, recorreremos con el coche la parte no turística de Rabat, a ver si encontramos una parte que nos cause tan buena impresión como Ifrane.