Âït Ben Haddou
- lectura de 2 minutos - 385 palabrasHoy hemos madrugado para ir al aeropuerto a recoger nuestro coche de alquiler. Por 100 dinhares y probablemente por menos se puede ir en taxi al aeropuerto de Marrakech donde experimentamos la ineficiencia marroquí. Una hora de reloj tardaron en darnos el coche, sin ningún tipo de explicación, hoja de reclamación y por supuesto sucio.
Tras unos líos con el GPS que nos quería meter por el medio de la medina para ir hacia Âït Ben Haddou (con la propia conducción marroquí nos vale para emociones fuertes), conseguimos coger la carretera de Tizi n Tichka, la más bonita de Marruecos según varias guías. Muy sinuosa puerto arriba, puerto abajo, con el firme bastante destrozado, pero las vistas son espectaculares.
Nuestro viaje se hizo algo más largo de lo esperado y llegamos al “Auberge El Ayouze”, nuestro hotel de hoy, en el pueblo que sigue a Âït Ben Haddou. El lugar está bien, con decoración tradicional y sin pretensiones.
Salimos a comer al pueblo, a uno de los típicos restaurantes donde paran las hordas de turistas y comimos bastante bien. Hoy ha tocado probar el Galya, plato típico tradicional de la zona de aspecto similar al Tajín.
Nos dimos una vuelta por Âït Ben Haddou, accedimos cruzando el lecho del ouadi que estaba seco y nos dimos un buen paseo, sufriendo bien el calor de la tarde. La verdad que resulta impresionante el oasis en medio de la nada con su fortaleza hecha a base de barro.
Como nos quedaba bastante tarde por delante nos acercamos a Tamdaght, el pueblo vecino que también tiene su vergel y kasbah en medio del desierto. La kasbah está mucho peor conservada pero debe de haber mucha más agua porque había mucha más vegetación y aprovechamos para darnos una vuelta entre palmerales y olivos.
Para cenar, no nos hemos querido mover de nuestro albergue (donde somos los únicos huéspedes) porque no queremos conducir en Marruecos por la noche si podemos evitarlo. A la propia conducción marroquí hay que añadir que algunos coches van sin luces.
Hemos cenado lo mismo que hemos comido pero en bien, de hecho muy bien, y disfrutando de las vistas. Ya decía la guía que en este sitio se comía bien. Ha sido una agradabilísima sorpresa.
Mañana emprenderemos ruta hacia las gargantas del Dadés - Todra.