Otro paseo por Nápoles
- lectura de 3 minutos - 448 palabrasHoy, sábado, se suponía que iba a llover por la mañana e ir despejando a lo largo del día. Pero todo se ha retrasado y por la mañana hizo sol y, como a las dos y media, cayó sobre Nápoles el diluvio universal.
Eso trastocó un poco nuestros planes vespertinos. La mañana, en cambio, sí fue según planeado: fuimos a ver el museo arqueológico de Nápoles. En él hay cosas de - nombres en italiano - Ercolano, Pompei, Neopolis (nombre original de la ciudad de Nápoles, fundada por los de Rodas), muestras del comercio de la ciudad con Egipto, también cosas del renacimiento y, dado que el museo lo hizo un Borbón, cosas de su reinado también. Una colección apabullante por su riqueza. Ceci opina que algunas de las cosas las deberían haber dejado en su sitio, por ejemplo unas columnas forradas de Pompeya, o muchos de los mosaicos. En cambio, lo que más me gustó fueron los objetos cotidianos: sartenes, moldes de pasteles, material quirúrgico…
La sala estrella del museo es el gabineto secreto, sala reservada a mayores de 14 años (o menores tutelados). Resulta que a los romanos les gustaban mucho los falos y hay un montón de esculturas, figuritas y cuadros dedicados a ellos. Pompeya estaba en recesión demográfica y uno de los motivos de que hubiera tanto burdel con escenas eróticas era el fomentar la natalidad. Es, digamos, sorprendente.
El gabineto secreto es una sala que ocupa sólo una pequeña parte del museo. El grueso del museo (por lo menos las salas que se podían visitar porque muchas estaban cerradas, los napolitanos son así) está dedicado a la vida cotidiana de los romanos: material quirúrgico, utensilios de cocina que incluyen moldes para pasteles, cubertería, etc.
De lo que más me gustó a mí, sin embargo, fue una maqueta de la Pompeya conocida en el siglo XVIII (creo que XVIII), que ya muestra una ciudad grande pero en la que todavía hay ausencias muy notables, como por ejemplo el anfiteatro. Hay en la pared otra maqueta hecha en corcho, esta más moderna. En general, las recreaciones de Pompeya me gustaron.
Nos pasó una cosas curiosa en el museo, que fue que coincidimos con una performance de un grupo de danza. Podría haber sido el punto álgido del día, pero la verdad es que la representación no nos gustó y nos marchamos a medias.
El museo está en la parte de arriba de la calle (via) Toledo, que luego bajamos entera hasta llegar a la galería, muy similar a la que hay en Milán. Aproveché para comprar unos sellos.
Algunas fotos más.
En algún momento de la tarde nos refugiamos en una cafetería de postín: Gambrinus.