Split y Trogir
- lectura de 3 minutos - 501 palabrasEsta mañana nos levantamos con caras largas porque estaba lloviendo mucho. Miré la predicción para el día y ponía que iba a llover. Esa fue la parte mala. La parte buena fue que sin esperarlo, el dueño del apartamento apareció con crepes con mermelada.
Tras el desayuno cogimos las cosas y nos fuimos a Split, el día además se fue despejando. Llegando en coche, Split es una ciudad fea. No obstante aparcamos en un parking al aire libre y fuimos al centro, a ver la ciudad vieja. La ciudad vieja de Split tiene su forma actual por Diocleciano, que construyó en Split su palacio de recreo / retiro. Sucesivamente a lo largo de los siglos los habitantes de cada época fueron modificando ese palacio y construyendo sobre él, con lo cual en la actualidad no son ni unas ruinas antiguas ni una ciudad acogedora sino más bien una ciudad con ruinas antiguas por el medio. Decepcionante. Eso no quita que tenga alguna plaza agradable y un paseo marítimo aceptable. Pero la sensación no es buena.
Mientras tomábamos un helado sentados en una cafetería en el paseo marítimo decidimos cambiar el plan del día. En vez de quedarnos en Split, sólo vimos el museo etnográfico (muy barato, pero no es gran cosa, no merece la pena) y nos fuimos.
Nos fuimos a Trogir. Trogir está en una isla, pero tiene puentes con el continente y con otra isla que tiene al lado, pues está muy cerca de ambas, así que es fácil acceder. Dejamos el coche fuera de la isla y nos fuimos allí. Es como estar en Italia, la ciudad por dentro es encantadora, se parece a Kotor y lo mejor es perderse por sus calles. Comimos muy bien (la Trotamundos es de fiar) en el restaurante Alka, muy buena comida pero para tomar el café fuimos al paseo marítimo, donde disfrutamos mucho de la vida en los yates de en frente.
Es muy entretenido ver como la tripulación prepara los yates cuando llegan limpiándolos y preparando la escalera para que los dueños puedan salir. Yates muy grandes. Tan entretenido es que estuvimos más de una hora sentados ahí, aunque el cansancio también influía. Cuando nos levantamos, fuimos a lo que queda del castillo, que no es mucho, pero las vistas son preciosas:
Luego fuimos a ver la catedral, que es románica y desde cuya torre también hay unas vistas muy buenas.
Visto Trogir, nos dirigimos de vuelta a Split, donde dormimos. Y nos hemos encontrado con la agradabilísima sorpresa de un apartamento impoluto que tiene de todo: lavadora, cubiertos, tele, planos de la ciudad, azúcar, aceite, vinagre, sal… hasta nos dejó un licor y huevos el dueño. Lo recomendaré. Esto ha cambiado tanto nuestra visión de Split, que probablemente mañana vayamos a ver unas zonas que él tiene marcadas en el plano aprovechando que parte de lo que había que hacer mañana (Trogir) lo hemos hecho hoy.
Así que mañana puede que Split y luego Sibenik y Zadar, donde dormiremos.