Khot Ail Ger Camp
- lectura de 5 minutos - 888 palabrasEsta mañana nos levantamos para encontrarnos con un desayuno pantagruélico esperándonos en la cocina. La madre de Zula, una abuela entrañable, se había levantado por la mañana para hacer pan de pita y cocinar… mutton (oveja) que será el plato principal de la comida mongola. Sí, hemos desayunado fajitas entre otras cosas. Fajitas de oveja, fajitas de una especie de salchica sazonada tipo chorizo, unas bolitas que parecen rosquillas que están buenísimas, pan… Aquí te dan comida hasta que revientes.
Después del desayuno se suponía que venía un coche a recogernos, pero como tardaba aprovechamos para ir a sacar dinero de un cajero. Fue una tarea complicada: el primero no funcionaba y buscar un segundo nos llevó un rato y cuando lo encontramos, Claudio no tenía dinero en la tarjeta de débito y tuvo que hacerse una autotransferencia. Finalmente salió con un gran fajo de billetes.
Volvimos a casa de Zula donde esta vez sí que estaba el coche que nos llevó a la Great Genghis Expeditions a buscar nuestros billetes de tren para ir a Pekin. Allí también se nos complicó la cosa, porque resultó que los de RealRussia la liaron y sacaron dos billetes a nombre de Claudio, en vez de uno para cada uno. Afortunadamente la chica de la oficina fue muy amable y nos dijo que lo tendría solucionado para cuando volviéramos a UlaanBaatar.
Una vez solucionados los problemas técnicos, cogimos el coche para ir hacia el camp. Menudo asco que son las carreteras mongolas. Malísimas, se alternan los tramos medio decentes y los barrizales, están llenas de boquetes y cada poco hay que ir cambiándose de carril para no meterse en uno de ellos. Yo iba congelada porque como por la mañana vi sol, pensé que haría bueno y me puse pantalones cortos: ERROR.
Durante el camino buscamos una gasolinera con gasolina 95, bastante difícil de encontrar (suelen ser de peor calidad). Paramos también a comprar pan y en medio de un valle donde hay una estatua gigante de Genghis Khan. Claudio preguntó el porqué de la estatua allí y Zula muy honesta nos dijo que la pusieron ahí porque era un lugar muy turístico. Se podía subir a la parte de arriba de la estatua (la ecuestre más grande del mundo) pero no nos convencía la idea y seguimos nuestro camino.
Llegamos al campamento. Está en un lugar precioso: en un valle muy bonito, al lado de un río, 5 gers bien apañados. Entramos y nos recibió la madre de Zula que nos llevó té, pan y nata a nuestro ger de invitados.
Aquí el té se hace con leche, un poquito de agua y algunas hojas de té. Caliente está rico porque sabe a leche de verdad, pero frío no me acaba de convencer porque tiene un regustillo salado. La nata parece una guarrada pero está buena, sabe a mantequilla suave.
Después del té Zula nos dejó solos y nos dijo que Sara volvería a las 4, que estaba en UB.
Los ger son unas tiendas-cabañas con 3 tamaños posibles, de 4 paredes, de 6 o de 8. Son de madera, forrados con musgos y pieles y una carpa de plástico blanco por encima. No tienen ventanas, solo la puerta y una parte transparente en el techo. En el centro suele haber una cocina de leña y las camas se disponen pegadas a las paredes, normalmente forradas por dentro con alfombras o tapices.
Nuestro ger era muy bonito, pero muy frío, porque no hacíamos como los locales y no manteníamos el fuego constantemente.
Tras el te nos trajeron la comida, una sopa de noodles y cómo no, mutton. Aceptable, pero como dice Claudio: comida de supervivencia.
La tarde no fue muy entretenida, porque como esperábamos que Sara llegase, no nos atrevíamos a caminar mucho. Hacía mucho frío. Yo me puse los pantalones del pijama debajo de los pantalones largos, dos camisetas, una chaqueta y el polar. Hasta que llegó Sara sólo paseamos un poco a lo largo del río, subimos la colina para ver las vistas y jugamos un poco al fúbol para entrar en calor. Nadie hablaba inglés.
Nos trajeron la cena al ger, más mutton. Sara llegó tarde, nos dijo que venía de UB del cumpleaños de su nieta y además se había retrasado porque su hijo mediano se había caído del caballo y había ido al hospital (a esto le voy a dedicar luego un apartado). Nos invitó a su ger, nos dio más té y fue muy amable con nosotros. Nos ha hecho mucha gracia lo enjoyada que viene, se nota que ha ido a la ciudad.
A parte del té, nos dio a probar un derivado de la leche que no sé muy bien qué es (una especie de nata concentrada con azúcar y harina) que a mí me recordaba un poco a la masa sin hacer de las magdalenas. Estaba buena, muy fuerte quizás. Nos dijo que la grasa que sobraba de ahí la usaban para hacer velas.
La acompañamos a ordeñar las vacas ya de noche y menos enjoyada. Menudo frío. Nos ha dicho que ordeñan las vacas dos veces al día: su marido a las 5:30 am y ella de noche; en invierno sólo una vez. No nos quedamos hasta el final y retiramos a nuestro ger a dormir, calentito con su fuego.