Cabo Khoboy
- lectura de 5 minutos - 1030 palabrasHoy ha sido un día redondo. El resumen corto es que hemos ido al cabo Khoboy y que en el camino hemos conocido a dos parejas muy majas, una de alemanes de la zona del lago Constanza y otra de rusos de Vladivostok.
Esta vez como habíamos reservado y pagado el tour, las posibilidades de hacer la excursión eran más altas. Llegamos allí y efectivamente nos organizaron por buses y allá que íbamos. Hemos observado que los mongoloides parecen estar siempre de mal humor.
El tour consistía en ir hasta el cabo haciendo una serie de paradas: la roca cocodrilo, una pueblecito que antes era gulag y luego piscifactoría, los tres hermanos (una leyenda sobre como el Baikal convirtió a tres ríos en roca) y finalmente el cabo Khoboy.
El minubús en el que íbamos era una vieja furgoneta soviética trallada muy bien preparada para estos caminos embarrados que hay en la isla. Los rusos dicen que llevan estos coches antiguos porque los coches nuevos no se deben usar en estos caminos tan malos. Hay vídeos y fotos demostrando lo realmente horrible que era el camino. Las carreteras, por supuesto sin asfaltar. El firme muy malo y con tierra, muchos baches y se requiere un conductor con pericia. Además de todo esto era estrecha.
Por la tarde a la vuelta todo esto fue mucho peor aún porque había llovido y entonces la tierra de la mañana era barro. Hubo derrapes, pérdidas de control y cierto peligro de volcar o estrellar contra algo el vehículo. La seguridad personal sin embargo no era un peligro porque la velocidad era realmente baja, en ningún momento por encima de los 50 por hora. Fue una ruta interesante.
A lo largo del camino, las vistas eran muy bonitas, el día acompañaba y el lago se veía especialmente azul. Todos los que íbamos en la furgoneta, nueve contando el conductor, nos copiábamos las fotos que hacíamos.
La parada del mediodía incluía comida, el conductor nos hizo una sopa de pescado acompañada por pan y una especie de pan o pastel dulce que los rusos toman en Navidad y los alemanes también aunque con otra forma. El aspecto que tiene la versión rusa es de un bollo de pan.
Pero mejor incluso que la excursión en sí al cabo fue la gente con la que nos tocó compartirlo: un par de rusos que no hablaban otro idioma así que quedaron excluidos, una pareja de alemanes y otra pareja de rusos de Vladivostok.
Los de Vladivostok se llamaban Ana ella y él no nos acordamos. Ana trabaja en una compañía en Vladivostok que gestiona envíos de contenedores entre Asia y América. Y él es un periodista destinado en Kamchatka, donde hace reportajes sobre los militares de por allí. Además de eso, ya de por sí interesante, nos servían durante todo el camino de intérpretes de lo que decía el conductor, lo cual es de agradecer. Una de las cosas más divertidas fue como nos hicimos los tontos a propósito para evitar pagar 60 rublos por persona para la conservación de la isla alegando que no entendíamos al vigilante y que no llevábamos dinero. Fue un plan trazado por el periodista y el conductor. En nuestra defensa he de decir que Ceci y yo ya habíamos pagado al entrar en la isla esa tasa voluntariamente.
Los alemanes eran una pareja también muy maja: Heike y Moritz. Ella médico recién terminada, tiene que especializarse al volver. Él ingeniero, también recién terminado. Están dando la vuelta al mundo en un viaje de 7 meses sin escatimar en gastos. Van muy bien preparados. Empezaron en Abril y han ido de momento por Austria, Eslvenia, Croacia, Turquía, todos los istanes y ahora están en Rusia. Seguirán hasta Ulan Bator, donde cogerán un avión a Vancouver, de allí irán a los grandes lagos y finalmente Nueva York, desde donde volverán a Alemania. ¡Van en moto! Cada uno en la suya, motos BMW no de las más grandes (1200 cc) sino unas no tan grandes de 650 cc. La logística es complicada porque tienen que meter sus motos en unos contenedores para cruzar los océanos. Tienen una página web donde se les puede seguir. Van, como ya he dicho, muy bien equipados. Mucho material médico, una reserva de 10 litros de agua, llevan un emisor GPS en las motos para que se les pueda localizar, etc. Lo más impresionante es que en uno de los istanes, creo que Tajikistán, ella tuvo un accidente y se rompió dos costillas y el esternón. Eso les retrasó tres semanas, pero no volvieron: siguieron. Debido a ese retraso han tenido que modificar su planificación: no van a ir a Alaska y van a pasar menos tiempo en Mongolia.
Respecto a Mongolia, nosotros también tenemos algo que decir. Al llegar a Nikita’s, intentamos ponernos en contacto con Zhula. Le llamamos por teléfono pero decía algo en mongol y luego en inglés como que el número no existía. Luego miramos la guía, en la que vienen varios teléfonos y en uno sí que cogieron. Era una Zhula, pero no la Zhula que buscábamos. Ésta trabaja en una compañía minera y no tiene ningún Ger Camp para turistas; tampoco entendía muy bien por qué la estaba llamando un español desde Rusia. Pero, increíblemente, no colgó. Se disculpó por no hablar muy bien inglés y me dio su email para que le explicara mi problema (no me entendía bien hablando) a ver si así podía hacer algo por mí. Así que de momento sobre Mongolia tenemos dos hechos: primero, que no tenemos todavía cerrado el qué vamos a hacer al llegar allí y, segundo, que son muy amables y hospitalarios.
Como no conseguimos hablar con Zhula realmente, pedimos internet para nuestro ordenador, lo que nos costó 150 rublos, y le hemos escrito un correo electrónico. También hemos enviado un correo para padres contando que estamos bien, aunque no les hemos contado todas nuestras peripecias. Eso será a la vuelta.
Mañana más. Será un día de viaje. Primero de vuelta a Irkutsk y luego cogeremos el tren a Ulan Ude. Ah, Ulan significa rojo en el idioma de Buryat. Ulan Ude significa puerta roja.