Más Praga
- lectura de 3 minutos - 438 palabrasHoy pedimos el desayuno a la habitación; como no rellenamos bien el formulario (yo sólo había marcado los extras pensando que del resto te traían un surtido) nos llamaron para preguntarnos qué queríamos a parte de los pancakes y la tortilla y como yo estaba medio dormida y Claudio dormido completo, no pedí mucho más y luego Claudio pasó el día medio deshidratado.
Salimos con calma de la habitación, que ya habíamos cubierto ayer lo más importante. Dimos un paseo por el parque de Carlos IV hasta la plaza de S. Wenceslao, para ver el extremo que nos faltaba… no nos habíamos perdido gran cosa.
De ahí fuimos a Vyserhrad, la cuna de la ciudad, donde había una fortaleza de la que ahora no queda gran cosa. Los checos vienen a este sitio a hacer picnics y pasear… nosotros en seguida fuimos a repostar líquidos porque hacía mucho calor.
Bajamos al centro a comer a un restaurante vegetariano en el que habíamos intentado (pero no conseguido por no tener reserva) cenar ayer y estaba todo muy bueno. Lo más gracioso, mi agua. Yo creo que era agua del grifo, pero me la vendieron como “agua sanadora conseguida con tecnología japonesa”.
Antes de comer habíamos ido al Rudolfinum a sacar las entradas para el concierto de la noche y nos enteramos de que no había. Por suerte, o no, dando una vuelta nos ofrecieron el mismo concierto (mismo repertorio, mismo grupo de cámara) aunque pagando un poco más, porque no nos valían los descuentos y una hora antes.
Una vez sacadas las entradas subimos al castillo, dimos una vuelta, sacamos unas buenas panorámicas y visitamos los jardines reales, muy tranquilos.
El concierto fue decepcionante. La sala muy bonita, pero menos el chelista, los demás tocaban mal. Un repertorio estupendo: Pequeña serenata nocturna, Air, Vals en A, Vltava, Primavera y Verano de Vivaldi… una pena la verdad. Ah, también tocaron el Canon de Pachelbel, pero de eso mejor ni hablamos.
Ahora vamos a cenar a un romántico restaurante, voy a cambiarme que hay que estar guapa =) Es una pena que se me haya olvidado el nombre del sitio. La cena fue maravillosa, el lugar con mucho encanto, parecía todo salido de una película.
Volvimos paseando al lado del río… y nos quedamos como tontos mirando a una pareja mayor en una barquita allí en medio viendo el atardecer. Muy bucólico todo.
PD: otros comentarios sobre Praga.
- Los semáforos se ponen en rojo antes de que empieces a cruzar
- La policía se toma en serio su trabajo: multas por minidelitos y controlan, nos pidieron el billete en el metro.