Viena
- lectura de 5 minutos - 882 palabrasHicimos todo lo que pudimos en Viena en un día. No entramos en ningún museo, pero nos tumbamos en muchos parques, tomamos Sachertorte en el Sacher e incluso vimos ópera en la plaza del ayuntamiento. Ceci ahora contará más, que se lo sabe mejor porque ya había estado, pero mi impresión de Viena fue mejorando a lo largo del día. Viena es una ciudad hecha para impresionar, con unos edificios absolutamente imponentes, muy regios, claramente es una capital digna de un imperio; y además al mismo tiempo es una ciudad con muchos parques en los que esparcir, no muy grandes pero sí muy abundantes y agradables. También tiene una buena zona peatonal con muy buenas tiendas. Y es más barata que Madrid.
Gran ciudad Viena. Ahora la versión de Ceci.
Tour intenso el de hoy.
- Museum Quarter. Allí dejamos el coche y volvimos más tarde cuando nos dimos cuenta de que ir cargando con el abrigo y el jersey no tenía sentido porque hacía mucho calor. Allí hay unos cuantos museos concentrados, con una plaza en el centro donde hay wifi gratis y sirven cafés, cócteles y algo de comer. Por la noche es un lugar animado para salir, tienen unos bancos-sillones muy cómodos que durante el día de ayer quemaban bastante.
- Hofburg Palace. De camino pasamos entre el Museo de Historia Natural donde yo tuve que repetir foto con el famoso elefante y la Galería Nacional. Paseamos por las placitas del palacio, pero no entramos porque no encontramos la entrada, así de triste.
- Escuela de equitación española. No entramos porque los domingos no tienen exhibición. Una pena, segunda vez que me quedo sin verlo. De ahí fuimos a la oficina de turismo a por un mapa de la ciudad, porque a mí se me había olvidado la guía de Austria en casa y no teníamos cómo orientarnos.
- Palarlamento austriaco. Edificio que parece romano, griego o similar bastante grande, que tampoco pudimos visitar porque no hay tour los domingos.
- Volksgarten. Un parque con un montón de rosales, muy bonito y muy agradable
- Rathaus und Biergarten. El ayuntamiento estaba muy animado, porque tenía delante un montón de chiringuitos de comida japonesa, taiwanesa, española, mediterránea, austriaca… de todo. Había una pantalla GIGANTE, delante del edificio donde por la noche proyectaban películas, a nosotros nos tocó Don Pasquale, una ópera buffa de Donizeti.
- Votivkirche. Una iglesia construida por el hermano del emperador para dar gracias a Dios que el intento de asesinato de un húngaro separatista había sido fallido. La fachada estaba siendo limpiada así que no vimos mucho, pero delante tenía un parquecito con unas tumbonas que podías cogerte estupendas. Estuvimos allí un rato repanchingados.
- Roβauner Karren. Nos alejamos bastante para ver estas barracas de ladrillo rojo. Sin más. No había estado y no me había perdido nada.
- Ruprechtskirche. Cogimos el tranvía y bordeando el Danubio fuimos hasta esta iglesia, más antigua que el resto de la ciudad, que es del s XIX. De ahí fuimos ya a comer, aunque Claudio no se aguantó y se pidió un superhelado de chocolate.
- Peterskirche. Tenía razón la guía cuando decía que no hay que hacer como todos los turistas y sacar la foto desde fuera y pasar. Hay que verla por dentro, tiene una cúpula enorme ovalada en vez de circular y una decoración ostentosa. Después ya encontramos donde comer, un café bistro estupendo a la sombra, en una calle que salía de una de las más comerciales de Viena.
- Stephandom. Es la catedral. Nosotros subimos andando 67m, más de 300 escalones. La vista no era la mejor de todas, pero aún así mereció la pena. Se nos hizo muy gracioso de la que bajábamos ver cómo de cansados iban los que subían… algunos cuando apenas llevaban 20 escalones.
Stadtpark. El parque de las estatuas, donde yo al menos no vi ninguna. Eso sí, dormimos una siestilla y luego Claudio negoció unas entradas para un concierto por 24€, precio de estudiante.
Schwarzenbergplatz. Fuimos andando hasta esta plaza donde hay un par de estatuas que ver, una de ellas tapada por un monumento muy raro que no estaba allí hace un par de años y por una fuente que sirvió de entretenimiento a Claudio, que se dedicó a fotografiar el agua.
Karlskirche. No entramos porque era de pago, así que vimos la iglesia desde fuera y aprovechamos para beber. No lo dije antes, pero está genial que tengan puestecillos con agua potable por la calle.
Staatsoper. La opera, vista desde fuera porque ya no había tours. Plagada de turistas y atrapaturistas, pero había que ir.
Sacher hotel. Claudio se pidió un chocolate Sacher, yo un doble expresso (3 me tomé ese día) y por supuesto un trozo de tarta Sacher.
La siguiente parte del hotel me la había dejado en el hotel de Bratislava, así que fue un poco a ojo. Paseamos por Kärtner Strasse hasta el Alberina museum, desde donde contemplamos la ciudad.
Nos acercamos al Burggarten, un jardín al lado del Palacio. El Palmenhaus estaba cerrado, pero no el café, que tenía muy buena pinta.
Acabamos callejeando y pasamos por delante de todas las tiendas caras, el café Demel y todos los artistas callejeros.
Fin del día delante del ayuntamiento con la ópera. Comiendo y bebiendo comida de los puestos. Estaba hasta arriba, pero moló.