Castillo de Spis, Cuevas de Aggteleck y Eger
- lectura de 3 minutos - 553 palabrasHoy no hemos madrugado porque el castillo de Spis empezaba las visitas a las 9. Desayunamos en la habitación del hotel y fuimos al castillo.
La colina del castillo de Spis ya estaba habitada en el siglo V aC, pasó por manos de todos los reyes y tiranos de la zona y es el complejo más grande de la región, entre los más grandes de Europa. Es Patrimonio de la Unesco desde 1993. Cogimos unas audioguías e hicimos el recorrido sugerido; estaba entretenido porque además de contarte la historia, añadían opcionales algunas leyendas. Yo no recomendaría que uno se desviase para ver el castillo. No es que esté mal, pero está todo demasiado en ruinas… será que estamos mal acostumbrados, pero no nos impresionó mucho.
De ahí cruzamos la frontera hacia Hungría para ir a Aggtelek. El camino fue por una carretera de curvas montañosa (tipo rally) muy bonita. Subimos y bajamos dos montañitas de curvas bien marcadas, de meter primera y esas cosas. Había dos tours posibles para las cuevas para los que no habíamos reservado nada; uno de una hora más light y otro de dos horas, que era el que quería hacer yo porque pasabas por el río subterráneo Styx. Cogimos el del una hora y retrospectivamente puedo decir que acertamos. Las cuevas, en concreto la que visitamos que es la de Baradla, son una pasada. Muy muy bonitas, se supone que la de Baradla es la más bonita del país. Digo que mejor el de una hora (que luego fue hora y media) porque la cuevita estaba a 10 grados y casi nos congelamos. Dentro tienen habilitada una sala de concierto donde nos pusieron algunas grabaciones y la acústica es una maravilla. Otro pequeño problema es que el tour lo hicimos con un grupo de gente demasiado grande… y ¡la guía hablaba en húngaro! No están preparados para turistas extranjeros y la señora de la caja se sorprendió cuando le pedimos los folletos en inglés y le devolvimos los que estaban en húngaro.
Después de Aggtelek nos vinimos a Eger, tierra de vinos. Teníamos doble recomendación así que ya podía estar bien y aunque al principio nos asustó un poco, no defraudó. Subimos al castillo y paseamos por los terrenos (no pudimos ver ninguna exposición porque cierran los lunes) y hasta nos cobijamos en las murallas cuando nos pilló una tormenta de verano. Dimos una vuelta por el centro, que es todo peatonal y merendamos pan con nutella en el coche (qué bien nos sentó). Seguimos dando vueltas y viendo cosas (cisterna basílica, basílica, iglesia ortodoxa, palacio del arzobispo…) hasta que de nuevo nos pilló otro diluvio, así que nos metimos en un bar de copas y nos pedimos una piña colada y una fresa colada, muy ricas y baratas por cierto (1250FT= 4,55€) De ahí ya nos fuimos a cenar, una especie de crepes con cosas por encima, parecidos a los panekoeken holandeses. Muy ricos, muy abundantes.
Los húngaros hablan bien inglés, mucho mejor que los eslovacos. Y ellas son más guapas, sobre todo las que no son morsas mórbidas que se ven por algún pueblo pasando con el coche.
Mañana más.
Por cierto, hoy nuestra habitación estaba enfrente de la recepción. Literalmente. Eso se nos ha hecho raro, pero por lo demás el Hotel Ködmön está bien.