Excursión por los Tatras
- lectura de 4 minutos - 741 palabrasHoy nos levantamos temprano con la idea de llegar pronto a los Tatras a caminar porque habíamos leído en la guía que las hordas de turistas eran considerables. Se quedaron cortos.
Cumpliendo el plan, a las 8.30 ya estábamos con el coche aparcado en Lysa Polana y empezamos a caminar. Queríamos ver el valle de los cinco lagos y el lago Morskie Oko (ojo del mar), en ese orden. Y acertamos con el orden.
Del aparcamiento a Morskie Oko hay unas dos horas, todo por asfalto, muy fácil, con pendiente suave. Tomamos ese camino y nos desviamos por uno mucho más emocionante. Subidas, bajadas, cascadas, muy bonito. Se hizo dura la parte justo antes del primer refugio (ruta azul clarito, al lado de uno de los cinco lagos). Fuimos, como diría José Hernán, a fuego. Lo que el mapa (hecho para gente rápida) marcaba más de tres horas nosotros lo hicimos en una hora menos, casi. Fuimos muy rápido, adelantando a los pocos caminantes que encontrábamos, por temor a que nos pillase la lluvia. La ruta, sin ser necesario saber escalar ni nada por el estilo, no es fácil, tiene mucho desnivel y hay sitios en los que hay que usar las manos o echar culo a tierra.
El paisaje que se ve desde el refugio es muy bonito, fue una pena el día, que estaba un poco nublado. Visto ese paisaje, continuamos hacia Morskie Oko, dos horas más, con idea de comer allí. Eso hicimos. La ruta hacia Morskie Oko sí es más difícil y dura, pero afortunadamente más en sentido contrario al que nosotros tomamos porque salvo un poco al principio, la mayor parte es bajada. Pero una bajada no fácil.
Y llegamos a Morskie Oko. Un sitio precioso pero decepcionante por la cantidad de gente que había. Una prueba es que en el refugio de Morskie Oko cobran por ir al baño. También venden palomitas y cosas por el estilo que uno no espera encontrar en un lugar de montaña. Caminamos por el perímetro del lago hasta encontrar un sitio adecuado donde comer. Chorizo ibérico de bellota, nutella y agua, mucha agua. Hacía un poco de frío, nos tuvimos que poner los abrigos. Cuando terminamos de comer sería la una y media aproximadamente.
Luego podíamos haber bajado en coche de caballos al aparcamiento, pero decidimos no hacerlo y nos llevó dos horas bajar. Error. Error porque parte del camino ya lo habíamos hecho a la ida y, sobre todo, porque la cantidad de gente (como en el centro de una ciudad) te impide disfrutar del paisaje. Con los caballos habríamos tardado una media hora.
Tras la excursión cogimos el coche y vinimos al hotel a Levoca, ya en Eslovaquia. Acierto. Acierto coger el hotel ya en Eslovaquia en vez de volver a Zakopane porque Zakopane no ofrece nada y de esta forma avanzamos camino. Muy bonita toda la carretera desde Lysa Polana (paso fronterizo entre Polonia y Eslovaquia) hasta Levoca.
Levoca es un sitio con buen chasis pero medio en ruinas todo por abandono supongo yo. Aunque están empezando a rehabilitarlo. Mañana iremos desde aquí al castillo de Spis, que está cerca y seguiremos ruta hasta Hungría.
Escribo esto antes de cenar, que todavía no sé dónde iremos. Puede que hasta nos quedemos a cenar en la habitación del hotel que tiene cocina y todo. El hotel se llama Hotel U Leva. Tenemos algo de comida porque hemos ido al Lidl de aquí de Levoca. Impresionante. Impresionante. Impresionante. Los precios están por los suelos. Bollos de pan a 0,04 €, sí, correcto ¡cuatro céntimos!, bote de Ketchup Heinz grande (650 ml) 0,49 €. Increíble. En total gastamos siete euros y pico, comprando salchichas gourmet, kétchup, mucho pan (una hogaza buena y seis bollos de cuatro céntimos), dos litros de zumo de piña y un litro de leche fresca. Muy barato.
Para hacerse una idea, en el restaurante del hotel, que hemos estado investigando, los platos cuestan 6€ y 3€ los que son de comida eslovaca. Es el restaurante caro de la ciudad. Más barato que Polonia, claro que en Polonia estuvimos en Cracovia, ciudad turística, mientras que Levoca no es un pueblo turístico. Simplemente es un pueblo que pillaba de paso en nuestra ruta, aunque escogido por ser el más bonito de los que quedaban de paso. El conjunto que forman el castillo de Spis y algunos pueblos de su alrededor, incluido Levoca, es patrimonio de la humanidad.