Minas de sal de Wieliczka, Auschwitz y llegada a Zakopane
- lectura de 5 minutos - 885 palabrasHoy tardamos mucho en salir de Cracovia, porque se fueron hilando una serie de catastróficas desdichas: primero fuimos a hacer la compra para el bocata del medio día y salimos en dirección contraria porque yo miré mal el sitio en el mapa, así que tardamos en llegar al supermercado; después fuimos al sitio del desayuno y había cerrado, así que fuimos a otro supermercado a comprar leche, mermelada y galletas para desayunar en el hotel; después de recoger el coche en el parking, nos dimos cuenta de que no habíamos llevado el GPS así que tuvimos que dar rodeos y rodeos hasta llegar a la calle del hotel, pero justo al final nos encontramos con una procesión mañanera, así que hubo que rodear un poco más para salir.
De Cracovia fuimos a Wieliczka, donde están las minas de sal. ¡Qué minas de sal! Alucinantes. Un tour de dos horas más que recomendable. Y en dos horas sólo se recorre el 1% de las galerías, son de unas dimensiones descomunales. Hasta tienen, según la guía, una pista de tenis (no se ve en el recorrido, al menos no en el que hicimos nosotros).
La sal era una de las principales fuentes de riqueza de los reyes polacos, lo cual explica que esta mina, explotada desde el siglo XIII, sea tan grande. Tiene unos 10km² de superficie, con unos 300km en galerías y una profundidad de 900m, aunque nosotros sólo llegamos hasta 130 bajo la superficie. Las minas se formaron con los Cárpatos, que al formarse “engulleron” la sal que había sobre la superficie creando una especie de magdalena con pasas, siendo la magdalena el monte y las pasas los bloques de sal, que se plegaron sobre sí mismos. Tras un descenso a pie de 390 escalones, fuimos visitando las galerías excavadas entre los siglos XVII y XIX. No sólo son impresionantes las galerías en sí (que lo son teniendo en cuenta el trabajo manual, los problemas de derrumbamientos, el metano y el agua que arrastraba la sal), sino las múltiples capillas que te vas encontrando y las estatuas talladas por los propios mineros. Lo más bonito de todo es la capilla (que es casi una catedral con sus 54m de largo por 12 de alto) dedicada a la reina Kinga, ahora canonizada por el Papa Juan Pablo II. Las losetas del suelo son de sal, las estatuas de sal, los retablos tallados en sal, y unas copias de cuadros famosos, como la última cena, en sal por supuesto. A mí me llamó mucho la atención que hasta las lámparas de araña que colgaban del techo, estaban hechas con sal cristalizada (los mejores cristales de la mina).
En las minas vimos estalactitas y estalagmitas de sal, unas formaciones que se llaman coliflores y sal cristalizada. Lo más divertido fue cuando nos pusimos a hacer de mineros y nos dejaron sacar un barril de sal de un sitio a otro.
Dos datos más sobre la mina. Como la mina es de sal, las paredes se pueden comer, lo cual resulta curioso. Pero cuidado, luego entra sed. El ascenso desde las profundidades es en ascensor-jaula de los mineros así que no hay que volver andando.
Comimos unos bocadillos rápido en los jardines de Wieliczka (justo al acabar se puso a llover) y nos fuimos a Auschwitz. Yo no iba muy emocionada con la idea… pero bueno, había que verlo. La guía pone que se ve en 4 horas mínimo y tiene razón, pero Claudio y yo lo vimos en 45min, porque no pudimos más. No importa todo lo que te digan de que te prepares mentalmente, no hay preparación suficiente. Es horrible. Espantoso. Hay que hacer serios esfuerzos por mantener el tipo, voy a poner aquí algunos datos sobre los campos, pero seré rápida; igual Claudio añade algo más, pero a mí no me apetece recordarlo.
Auschwitz fue creado por la SS primero para prisioneros polacos y era un campo de concentración. Más tarde empezaron a traer judíos, gitanos, homosexuales, soviéticos, insurgentes… y se convirtió en un campo de concentración y exterminación. Cuando se les quedó pequeño, construyeron uno al lado, el de Birkenau, al que llamaron Auschwitz II y era exclusivamente de exterminación. Los polacos insisten mucho en que ellos se rebelaron, ayudaron a los judíos y fueron los más en escaparse de Auchswitz; tanto insisten que escribo esto para que quede aquí presente.
Añado que no llegamos a Auschwitz II ni nos vimos con ánimos para entrar en las cámaras de gas. Sólo con ver el primero ya nos hicimos una idea de lo que nos esperaba en el II y pasarlo mal porque sí tampoco tiene sentido.
Quizá sea de mal gusto decirlo, pero los alemanes son eficientes para todo. Hasta para concentrar, esclavizar y exterminar. Después de verlo en directo, uno entiende por qué los alemanes de ahora obvian 1939-1945.
De allí vinimos a Zakopane, en la base de los Tatras. El pueblo está masificado a más no poder. No sé porqué a mí me recordó a una versión de la montaña cutre de Sanxenxo. Es increíble la cantidad de supermercados que hay.
Afortunadamente nuestro hotel no está en el pueblo y aunque resulta un poco más complicado llegar, merece la pena. Se llama Apolonia Villa y es claramente recomendable.
Mañana excursión, ojalá no llueva.