Isola Bella
- lectura de 2 minutos - 352 palabrasDespués de la mala experiencia del hotel de ayer, hoy lo primero que hicimos fue escapar de Messina e ir en busca de Case Perrotta, donde pasaremos unos cuantos días. A Case Perrotta cuesta llegar, sobre todo porque el GPS no sabe muy bien donde está Sant’Alfio; afortunadamente Ceci tiene muy buen acento italiano y preguntó literalmente a una señora que estaba asomada al balcón de su casa. Muy de película italiana.
La impresión de Case Perrotta es muy buena, es una especie de casa de campo en las faldas del Etna (al que subiremos mañana) con unos cuantos edificios conectados entre sí. Tienen un local muy grande donde hemos cenado mucho, muchísimo y unas pocas habitaciones sin grandes lujos pero grandes y limpias.
Después de instalarnos en el hotel fuimos a Taormina. Taormina la veremos más en profundidad otro día, hoy simplemente hemos dado una vuelta por un bonito parque que tiene y después fuimos a la playa. Difícil llegar a Taormina también porque está en un acantilado y la subida tiene mucho tráfico; el parking además está lejos de la ciudad. Muy lioso el trazado. Aunque la impresión es buena.
Como digo, la tarde la pasamos en la “playa”. La mayoría de playas de Sicilia no son de arena, sino de piedra, incómodas para tumbarse e incómodas para bañarse. Esta tiene la peculiaridad de que tiene una isla en frente de la playa, Isola Bella, a la que se puede acceder fácilmente mojándose un poco. El agua estaba como caldo.
Volver a Case Perrotta nos costó, más que nada porque la vuelta al parking se hace en teleférico y había mucha cola. Por eso llegamos tarde y no nos quedó otra que cenar en Case Perrotta. Pero no volveremos a picar. En Case Perrotta se come bien, pero lo que hay para cenar es un menú cerrado con infinidad de platos. Muchísimos. Salami, queso, risotto, helado de pistacho (muy bueno, por cierto), pero demasiado, muchísimo. Mañana iremos a cenar a otra parte.
Mañana más, iremos al Etna. Es la primera vez que voy a ver un cráter en mi vida.